Cuando el divorcio no es una opción


Cualquier otra persona que uno se encuentra es un consejero matrimonial muy dispuestos a aconsejarle que luchar con uñas y dientes para mantener el matrimonio de uno. Suenan como si hubieran se entrenado profesionalmente para argumentar a favor del matrimonio, ya que tienden a ir en y en torno a su ser una institución social valiosa que debe ser conservado y luchado, y que la familia es la cosa más bella del mundo, que una familia el hombre es el hombre ideal, que es el deber de cada persona a preservar y promover el bienestar de las familias, ya que es en el bien colectivo que las buenas mentiras individuales. Bueno, sí, en su mayor parte es cierto. Es bastante obvio que no podemos vivir por nuestra cuenta, porque nosotros, como especie para sobrevivir hay que permanecer juntos sin la cual no tenemos dientes afilados, garras retráctiles, ni carne, desgarrando dientes para defendernos de los carnívoros anteriores a que rondan la tierra. Así que, sí, es en el bien más grande que el bien individual reside, lo que hace que los matrimonios sean significativos. Pero eso no viene al caso. Los matrimonios implican en el ser humano, y los matrimonios infelices hacen las personas infelices y hace que la sociedad este aburrida y frustrada.
Así, mientras que los matrimonios deben ser preservados tanto tiempo como pueden ser, también debe entenderse que cuando llegue el momento para dejarlo todo llega, hay que alejarse. En este punto, alejándose no es exactamente una opción, ya que cuelga y la lucha por el matrimonio no hace nada excepto prolongar la agonía en ambos lados.
Hay varias razones para la ruptura de una relación, y el matrimonio es como mucho de una relación como una asociación romántica a nivel individual, a pesar de su aspecto social. Hay un elemento social introducido en la institución del matrimonio que hace que sea casi completamente diferente de todos los otros bonos románticas a modo de diluir el elemento de romance y mediante la instalación de un sentido del deber y la responsabilidad. Así, los matrimonios, a diferencia de otras novelas, no se ejecutan en el romance, sino que corren más en los valores familiares, la ética, la responsabilidad social y otras cosas.
Cuando una pareja tiene hijos, hay una responsabilidad adicional echado sobre ellos para cuidar de los más pequeños y ponerlos en una forma tal que sacar lo mejor de ellos con el fin de hacerlos social y personalmente responsable. Esto trae una dimensión diferente a la del matrimonio. Por lo tanto, antes de que uno va en el divorcio, uno tiene que pensar cuidadosamente a través de todos los temas en cuestión y tomar una decisión que es en el mejor interés de todos los involucrados, incluyendo a los niños. El Fin del romance, por lo tanto, no es el fin del matrimonio, porque hay más al matrimonio que apenas romance. Sin embargo, qué y cuánto se gana por estar juntos a costa de lo que varía de un caso a otro. Por lo tanto, hay una respuesta general, se puede proporcionar en este sentido.

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